NARRATIVA DE ENFERMERIA:
“La
desesperanza: un reto para el cuidado de enfermería”
Hacia el año 2006, estando a cargo del
programa de Dialisis Peritoneal de una Unidad
Renal de Bogotá, conocí a una
hermosa joven de 25 años, casada, con 3 hijos (12, 10 y 3 años), cuyos padres
habían fallecido desde que era una niña y demás familiares vivían en su ciudad
natal. El motivo de su presencia en ese servicio era porque necesitaba de un
tratamiento para una enfermedad que acababa de conocer; su diagnostico era una Insuficiencia Renal Crónica
Terminal y tenía que empezar un programa de Diálisis. Al observar su
rostro sentía que me hablaban sus gestos porque veía facies de preocupación,
tristeza, desesperanza, angustia e inseguridad ante su situación, era una
comunicación diferente e impactante por su forma de dialogar conmigo con
confianza y empatía.
Siendo Yo la Enfermera
encargada de orientar a los pacientes debía asesorarlos para que eligieran la
mejor opción (ventajas-desventajas) sobre las terapias de reemplazo renal y que
de acuerdo a su decisión vieran una
esperanza positiva para sus estilos de vida, que en éste caso repercutía en una
familia muy joven y una paciente llena de temores por perder a su esposo quién
consideraba el alma de su existencia, manifestación que expresó durante nuestra
primera entrevista. Su desesperanza se convirtió para mí en un reto como
enfermera porque veía que mi labor como cuidadora de su bienestar debía ser la
mejor para ayudarla a continuar con su vida y utilizar todas las estrategias
posibles para que ella lograra continuar viviendo y disfrutando del amor de su
familia.
Usualmente el tiempo determinado en la
institución para dicha labor es corto, pero con ella no era posible terminar
con unas cuantas palabras de explicación con procedimientos y rutinas, había
algo más que hacía correr el tiempo tan lento que ni Ella ni Yo queríamos que
terminara; es así que duramos toda la mañana
reconociendo realmente en detalle todas sus expectativas e identificando
todas las oportunidades que tenia de cuidado para ella.
Por eso, comienza a decirme que deseaba
quedarse allí conmigo, pues sentía que Yo la comprendía. Al escucharle tanto
amor hacia su esposo, comprendí que le
preocupaba perder su hermosa imagen corporal porque ésta era importante para
Él y
le atemorizaba que él la abandonara por el cambio, por eso decía “me preocupa pensar lo que dirá
mi esposo al colocarme un catéter en el abdomen”. Reiteraba que sin su esposo
no podría vivir. Me sensibilizaba cada vez más al ver su realidad, donde la ciencia
y el trabajo interdisciplinario se fusionan para lograr el bienestar de todos los pacientes, pero en este caso era una realidad muy
difícil por todas las complicaciones que el grupo sabia se iban a presentar,
realidad llena de percepciones y sentimientos
negativos por una vida que se estaba esfumando y nuestros esfuerzos
profesionales se quedaban cortos porque no era posible detener el tiempo ni
mucho menos sus síntomas ni tampoco sus sentimientos, situación que generaba
constantemente mis cuidados que permitían disminuir la forma negativa de ver y
sentir su enfermedad.
Me preocupaba mucho su condición, sus
hijos, su vida en familia, así se lo manifesté pero a pesar de mis explicaciones sobre los beneficios y
desventajas de las terapias ella tomó la decisión por la Hemodiálisis ya que su
esposo era más importante para ella que su propia salud. Accediendo a su deseo se programó para el implante del catéter para
Hemodiálisis explicándole los riesgos que se podían presentar durante la
realización del procedimiento. Los meses iniciales a su terapia la
reconfortaron tanto que resplandecía su belleza, su cuidado personal impecable
y alegría tanto para su esposo que la acompañaba en todo momento, como para los
pacientes que asistían al mismo procedimiento. Se convirtió en un ejemplo de
vida que irradiaba para todos los pacientes que asistían a la misma terapia,
pero muy pronto vimos como su salud fue empeorando día a día y así mismo su
estado emocional, permanecía llorando todo el tiempo, se notaba ansiosa ya que
no podía dormir, no se alimentaba bien, perdió el interés por arreglarse,
llegaba a la unidad gritando y diciendo que no quería seguir así, todo el
tiempo decía que la ayudáramos para que su esposo no la abandonara, situación
que se convirtió en un reto para mí pues desde el primer momento de la relación
vi en ella a una joven indefensa y con
mucha falta de afecto, llevándome a comprender la importancia de la familia, la
salud y el amor.
Raquel
Céspedes Pinto
MSc
en Enfermería
Excelente experiencia Felicitaciones Jefe Raquel..... Laura
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